Caso Clínico: Regular Pag. 359 Laringoscopia Directa

Paciente hombre de 34 años al que se le realiza una laringoscopia directa. Se sienta al paciente frente al examinador y se le pide que abra la boca ampliamente y protruya la len-gua. Se sujeta la lengua con una gasa y se mantiene fuera de la cavidad bucal. Se solicita al paciente que respire lenta y profundamente a través de la boca. Se introduce el espejo hacia atrás y abajo hasta observar la mucosa laríngea e hipofaríngea. Es importante señalar que la imagen en el espejo está invertida. Se pide al paciente que diga “ah” para observar los movimientos de las cuerdas vocales verdaderas y los cartílagos aritenoides. Las cuerdas vocales se tensan y aducen. La cara anterior de la laringe puede ser observada cuando se solicita al paciente que diga “ah” en una tonalidad más alta. Esta maniobra permite exponer de forma completa la comisura anterior. Las valléculas, la base de la lengua y la hipofaringe (seno piriforme y pared faríngea posterior) pueden ser vistas por el espejo. Otro procedimiento consiste en introducir el laringoscopio vía nasal por fuera del tabique nasal y por dentro del cornete inferior. Se identifica el meato inferior y se sigue a lo largo del cornete inferior. Se llega al extremo posterior, donde se identifica el cornete medio y se abre en la coana; entonces es posible identificar el orificio tubario y la amígdala faríngea (parte del anillo de Waldeyer). Inmediatamente por detrás del orificio tubario se encuentra una depresión llamada fosita de Rosenmüller. Al dirigirse hacia abajo se observa la orofaringe y más hacia abajo la laringe. Las cuerdas vocales se ven limpias, blancas y tensas. El anillo anterior del cartílago cricoides es visible a través de la glotis. El laringoscopio no debe pasar más allá de las cuerdas vocales verdaderas porque existe el riesgo de producir un laringoespasmo. Se examinan la epiglotis, las aritenoides, los pliegues aritenoepiglóticos, las cuerdas vocales falsas y verdaderas, y la región subglótica.